jueves, 17 de febrero de 2011

Se acabó el juego

Parece que la condescendencia mostrada por las potencias occidentales con las revueltas en Egipto, así como la relativa complicidad de su ejército, están llegando a su fin. Si hasta hace unos días todos los mensajes eran de apoyo a los manifestantes, ya empiezan a decir que están yendo demasiado lejos:
El llamamiento a la responsabilidad de los egipcios realizado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para que sus protestas no sigan "afectando negativamente a la economía" del país ha caído en saco roto.
Responsabilidad” significa aquí dejarlo todo en las sabias manos del ejército para que ellos hagan lo que consideren y cuando consideren.

Pero la realidad es que todavía es necesario concretar los logros de esta movilización, ya que sus demandas iban y van mucho más allá de las vagas promesas:
hasta la fecha no se han cumplido algunas de las principales demandas del movimiento revolucionario. La Ley de Emergencia, que permite detener por tiempo indefinido y concede grandes poderes al nuevo Gobierno, no se ha derogado, a pesar de que el Ejército se comprometió a hacerlo una vez las cosas “volvieran a normalidad”. Por otra parte, la excarcelación de presos políticos está siendo extremadamente lenta y, de momento, solo alcanza a algunos de los detenidos durante las protestas.
Alentados por la revuelta popular de la plaza de la Liberación, cientos de miles de trabajadores se han negado a acudir al trabajo hasta que no mejoren sus condiciones laborales y/o sus sueldos o se despedida a los directivos de sus empresas a los que se acusa de nepotismo, corrupción o autoritarismo ligado al régimen del depuesto Hosni Mubarak [EL PAÍS].
No olvidemos que, como se ha hecho público hoy, han muerto al menos 365 personas y más de 5.500 han resultado heridas. Esta movilización ha sido mucho más que una frivolidad exótica e inofensiva para los que han participado en ella, e independientemente de que el interés y la simpatía de los medios de difusión occidentales vaya decayendo rápidamente sigue siendo necesario concretar el cambio.