Una cuestión destacada en los medios de comunicación en su cobertura de lo sucedido en Egipto estos días, así como en la cobertura del terremoto en Haití hace ahora un año y, en general, en las situaciones de “caos” y “anarquía” provocadas por diferentes factores, es el pillaje y el saqueo.
Pese a los más de 100 muertos (se habla ya de 130 y seguro que esta cifra aumentará considerablemente en los próximos días) y los miles de heridos en Egipto, es habitual ver en las noticias que los primeros párrafos son dedicados a hablar de los robos y las patrullas urbanas formadas para evitarlos. Aquí tenemos un ejemplo del “diario global en español” El País (esto es nada menos que la primera frase de la noticia de portada en su web durante muchas horas):
“Las protestas masivas y las concentraciones en El Cairo y otras ciudades egipcias han dado paso a los saqueos y el vandalismo.”
En el colmo del cinismo, y haciendo alarde de su humanismo, en las noticias de la mañana de Televisión Española llegan incluso a decir que podría producirse una “catástrofe”... ¿Catástrofe?
- ¿Cuántos egipcios muertos constituyen una “catástrofe” según Televisión Española? Parece que 100 no son suficientes...
- ¿Cuántos residentes del Barrio de Salamanca de Madrid? Probablemente con uno baste...
Pero, en cualquier caso, lo que provoca una auténtica indignación entre los biempensantes hispánicos es la falta de respeto por la propiedad privada... Por cierto, sin mención alguna en los medios masivos de comunicación a las evidencias que apuntan en la dirección de que los saqueos en el Museo del Cairo sean una estrategia diseñada por Mubarak para ganarse la simpatía de la opinión pública internacional como garante del orden ante el “vandalismo de los exaltados”.
Más lacerante resultó incluso en el caso de Haití: a pesar de los 230.000 muertos que el gobierno haitiano reportó recientemente, la cobertura mediática se centró en el “vandalismo” de los habitantes de Puerto Príncipe: en las noticias no veíamos a representantes del gobierno francés recibiendo los pagos de una deuda odiosa y miserable ni a los agentes del Pentágono diseñando el futuro político del país desde sus despachos ni los barcos estadounidenses cercando las costas haitianas para evitar la salida de la población ni las tropas de República Dominicana cortando la frontera común... No, en las noticias veíamos a jóvenes corriendo por la calle con un televisor o una tostadora en brazos.
Por cierto... ¿Son 230.000 muertos en Haití una “catástrofe”? A juzgar por el seguimiento en los medios (comparado por ejemplo con el de la vida del simpático viejecillo que grabó el anuncio aquel de “El Madrid, ¿qué?, ¿otra vez campeón de Europa?”), no.