Si hace unos días Estados Unidos vetó una resolución de la ONU que pretendía condenar los nuevos asentamientos ilegales de Israel en territorio palestino, ahora se muestra dispuesto a prestar apoyo de todo tipo a las “fuerzas rebeldes” libias:
Una vez establecido unánimemente por el Consejo de Seguridad de la ONU que Muamar Gadafi ha perdido toda legitimidad y merece acabar ante el Tribunal Internacional de La Haya, Estados Unidos se ha precipitado a entrar en contacto con las fuerzas rebeldes y a ofrecerles "cualquier clase de asistencia" [EL PAÍS].
Como declara la Secretaria de Estado Hillary Clinton:
"Estamos conversando con muchos diferentes libios en el Este mientras la revolución se traslada hacia el Oeste" [EL PAÍS].
¿A través de Facebook? ¿Cuántos son "muchos"?
En esta ocasión ni siquiera se han tomado la molestia de construir el mito de que las revueltas se han articulado en torno a las redes sociales, y se han puesto manos a la obra sin perder un instante para sustituir al hasta hace muy poco aliado, amigo y socio comercial Gadafi por una persona de garantías:
“Los senadores John McCain y Joe Lieberman volvieron a quejarse ayer de la pasividad de la Administración y pidieron que Washington entregue armas a los rebeldes y reconozca al Gobierno provisional que dicen haber constituido” [EL PAÍS].
Vale la pena detenerse en la expresión "... reconozca al Gobierno provisional que dicen haber constituido". Es decir, se trataría de reconocer un Gobierno que ni siquiera tienen constancia de que exista. ¿Por qué? ¡Pues porque hay prisa! Esta es una oportunidad de oro para lograr la influencia sobre el país, uno de los principales productores de petróleo, que no han tenido hasta ahora.
Hillary Clinton ha sido además muy clara al explicar por qué hay que tomar medidas ante lo que está sucediendo en Libia (y no en Palestina):
"ninguna opción está descartada mientras Gadafi siga matando a su pueblo".